“Tengo tanto contar, que no
sé por dónde empezar.
Tengo tanto que compartir,
que miedo me da aburrir.
Pero si por aburrir,
una sola mujer, una sola mamá,
vuelve a vivir, vuelve a
sonreír,
seguiré aburriendo, cada día, un poquito más”
Resumir dos años
de mi vida en unas líneas, no es tarea fácil. Pero resumir dos años de
emociones encontradas, de culpabilidad rebosante, de respuestas profesionales
no acertadas, de llanto reprimido y de experiencias no agradables es un “regalo
difícil de desenvolver”.
Y… este es el
mensaje que quiero transmitir, lleno de fuerza, valentía y
sobretodo optimismo, porque el camino no es sencillo, que nadie se equivoque, duele y mucho. Y como consecuencia deja una estela de secuelas y algo de
culpabilidad que cada una tenemos que mantener a raya el resto de nuestra vida.
Pero también es cierto que de ello salimos reforzadas, más fuertes, más
seguras, más desafiante ante la vida. Porque sabemos lo que se siente cuando perdemos
nuestro bienestar emocional, pero también somos conscientes de que luchamos
para que no se vaya jamás.
Por eso no estás sola mamá, yo estoy aquí, y deseo que muchas mamás también lo estén para que
todas podamos arrancarte una sonrisa, motivar una ilusión y dejar respirar a un corazón cansado de
sufrir.